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La Herida Empaquetada

Una mujer abandonada por su amante, un perro llorando la pérdida de su dueño, un decorado familiar, una habitación presidida por Artemisia Gentileschi, alguna partitura bendecida por Alberto Iglesias, un hacha, drogas y sed de venganza.


Estos son algunos de los ingredientes principales de la nueva delicia que nos ha preparado Pedro Almodóvar. En La Voz Humana o The Human Voice, su primer trabajo en lengua inglesa, el manchego nos abre las puertas, por primera vez, a su set de rodaje. Habla del abandono, de la desesperación, de la venganza, de la locura. Una Tilda Swinton vestida con un rojo rampante, empaquetando las maletas de su ex-amante y planeando la mejor escena para que éste se la encuentre moribunda. Recuerda a la mejor Carmen Maura en Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios. Ambas protagonistas buscan rehacerse después de un abandono. Ambas, a su manera, buscan curar esa herida profunda que les ha dejado un hombre.



Una obra mucho más sosegada del cineasta, quien explora todas las vertientes que se abren dentro de un set de rodaje tan familiar. Mobiliario colorido. Paredes verdes. Atípicos azulejos rojos, amarillos y azules. Una habitación de matrimonio presidida por una majestuosa pieza de Artemisia Gentileschi, Venus y Cupido.


Explora toda la profundidad de esa herida que el hombre le ha dejado. Ella, sin hablar español, parece entender todos y cada uno de los entresijos del lenguaje de Almodóvar.


El corto es una adaptación de la obra teatral homónima del francés Jean Cocteau. Según dicen los que han leído o visto la obra, Almodóvar la adapta magistralmente y, sobretodo, muy libremente. No creo que fuera tarea demasiado difícil para él, sus obras siempre han destilado una incipiente teatralidad. Ésta puesta en escena es sencillamente maravillosa y recuerda, salvando las distancias, a La Venus de las Pieles del mejor Roman Polanski.



En La Voz Humana, Almodóvar sale del set de rodaje, saca a pasear la cámara, trasciende a la pantalla e inunda el palco de butacas de un infinito olor a teatro.


Salvemos los cines.


Queremos más de esto.


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