Unos dirán que es sádico, otros que es innecesario, violencia por violencia, es pretencioso. Lo seguro es que el danés no deja indiferente a nadie. Polémico, valiente, atrevido y desconcertante. La casa de Jack es, sin duda, una pieza que desafía al espectador, lo pone entre las cuerdas y juega con él. Durante tres horas eres la víctima del crimen que perpetra Von Trier. ¿Crimen? ¿Porque lo dices? ¿Has odiado la película? No. Pero podría haberlo hecho. Y entiendo a todos aquellos que la odian. Es un film incómodo hasta la saciedad.
Nos encontramos con el Matt Dillon más hostil de la historia que nos guía por un camino repleto de sus vicios más excéntricos y, como él denominaría, sofisticados. ¿Porque crimen entonces? La casa de Jack es una obra única, difícil de encontrar parecidos en cualquier otro director (que yo haya visto) y que plantea temas terroríficos para la reflexión. Compara al asesino con el artista. Los diálogos entre Jack y su consciencia (Verge) lanzan preguntas al aire que consiguen inquietar al que se encuentra en su sofá.
¿Acaso un asesinato bien perpetrado y con fines estéticos no puede ser arte?